El mensaje del Beato Luigi Monza
Don Luigi Monza veía a los cristianos en la sociedad como presencias vivas y testigos del amor en la vida cotidiana.
Esta profunda intuición nació al ver el proceso de secularización de su tiempo en el que una sociedad de valores había sido sustituida por una sociedad competitiva que no respetaba al hombre por lo que era, sino sólo si era capaz de poseer y ganar.
Su mensaje es muy actual hoy e insta a los cristianos a no huir del “nuevo paganismo” sino a compartir la vida humana en nombre de la caridad, “penetrando” la sociedad moderna “con el espíritu de los Apóstoles para hacer gustar la espiritualidad del Evangelio y gustar la alegría de vivir como hermanos en Cristo”.
El mensaje del Beato se dirige a todos, hombres y mujeres, llamados a vivir su vida en la cotidianidad, en la familia o en la opción de consagración, en su profesionalidad y en los diferentes compromisos cotidianos.
La caridad es el fundamento de su enseñanza, que lleva a preocuparse por los hermanos en todas las partes del mundo para vivir las relaciones interpersonales con espíritu misionero y evangélico.
El ideal es la comunidad de los primeros cristianos que vivieron buscando ser «un solo corazón y una sola alma» en una caridad difusiva, capaz de estar cerca del hombre contemporáneo para anunciarle el Evangelio de Cristo.
En una relación profunda con el Señor y en una intensa experiencia de oración, el cristiano encuentra el sentido de sus días para una vida apasionada y marcada por la esperanza.
El Beato nos invita hoy a que en el mundo moderno moralmente trastocado seamos capaces de decir con nuestra propia vida: “Mirad qué bello es vivir en el amor.” Como en el pasado.
De hecho, diversos grupos y experiencias se inspiran en el carisma del Beato Luis Monza y constituyen, cada uno en su originalidad, una expresión particular de la misma espiritualidad.
Son como los “granos” de una espiga de trigo nacidos del grano del Evangelio representado por la vida de Don Luigi, que se consumió en la caridad: las Pequeñas Apóstoles de la Caridad, los Pequeños Apóstoles de la Caridad, los sacerdotes, los niños, los jóvenes, las familias, las viudas, los amigos y todos los voluntarios y trabajadores de la Obra “Nuestra Familia”.